Maleta de sueños
“Nunca me voy a sentir
realizado, soy ambicioso e inconformista”
Es miércoles y la mañana
transcurre bajo el sol feroz. Con amagues de brisa veo que a previa cita se
acerca Jean Pierre Mandonnett Henríquez. Me estrecha su mano y no duda en decir
que prefiere un lugar más cómodo.
Luego de intercambiar palabras durante
el camino decidimos instalarnos en un ambiente un tanto más silencioso que deja
tejer nuestra conversación.
Aquel joven nacido un 16 de
agosto de 1990, deja su aparente rasgo introvertido y saca a relucir su
formalidad, esa que heredó de sus ancestros provenientes de la población
francesa de Oyonax, en Francia, que inmigraron a Barranquilla a causa del temor
sembrado por la Segunda Guerra Mundial.
Cuando aún vivía la inocencia de
su niñez, en 1996, vivió la separación de sus padres y tuvo que seguir el camino
al lado de su madre. Años más tarde terminó sus estudios primarios en el
colegio Altamira de Barranquilla y ya en la secundaria los realizó de manera
virtual, al tiempo que lo alterna con el estudio del francés.
Siempre acarició el sueño de liderar
un hotel y llevarlo a los más altos estándares de calidad, lo que lo impulsó a
estudiar Hotelería y Turismo –Posteriormente, bajo la influencia de su madre,
Comunicación Social- en la Universidad Autónoma del Caribe de Barranquilla.
Mientras resalta detalles, ‘Jean pi’,
como es conocido entre sus amigos, se acomoda el cabello, baja y sube la mirada
y con mucha frecuencia pone sus dedos en los labios. A medida que lo observo
concluyo que me podría quedar hablando con él todo el día. Tal vez por su interesante enfoque discursivo
casi siempre orientado a la crítica.
Enamorado de la lectura y estudiante
de quinto semestre de Comunicación Social, tiene claro el sentido de la vida. Un
concepto muy ambicioso gira en su pensar y trata de mantener siempre su
identidad. “Trato de no caerle mal a nadie y preocuparme por dar lo mejor de
mí”, afirma con tono perseverante.
La otra visión
Fiel seguidor del Barcelona FC,
vive y siente el fútbol como parte esencial de su vida. Se encuentra con la
felicidad al momento de verlo y comentarlo, al tiempo que no deja su pasión por
el atletismo, el cual lo practica desde hace ya varios años.
Lleva consigo una maleta de
sueños en la que guarda el deseo de algún día poder escribir un libro. En el
bolsillo de su vida tiene el inconformismo y la ambición como perspectiva apuntándole
siempre a dejar una buena imagen a donde va.
24 años llenos de historia y los que faltan por
vivir partiendo de su propia consigna: “Barranquilla no es el sitio para que se
cumplan mis proyectos”, sentencia con autoridad y aludiendo a aquel adagio de
que nadie es profeta en su tierra.
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